divendres, 20 de gener del 2012

En el curso de su historia los hombres "nunca han cesado de constituirse a sí mismos, esto es, de modificar continuamente el plan de su subjetividad, de constituirse en una serie interminable y múltiple de diferentes subjetividades que nunca alcanzan un fin y que nunca son confrontadas con algo que sería el hombre como tal. Si el hombre se define por algo es por ser un animal de experiencias, un ser comprometido hasta lo infinito en un proceso que, en la medida que define un campo de objetos, es susceptible, al mismo tiempo, de ser modificado, cambiado de forma, transformado y transfigurado como objeto".

M. Foucault.




Si el ser humano se conforma por el cúmulo de experiencias que vive y se define por esta apertura no marcada por ninguna esencia, ideal, creencia... ¿Por qué no otorgar y dar mayor atención a eso que somos y que podemos cambiar? ¿Por qué no ejercer sobre nosotros ese ejercicio del cuidado sobre uno mismo, el Cura sui?, ¿Por qué no hacer de nuestra vida, de nuestra subjetividad, un arte, una liberación, un grito, un sentir, una transformación, un pensar emancipado...?

Hagamos del pensar, el sentir y la vida una transgresión de lo dado. Las propuestas son infinitas...



Nacho Bañeras


El primer paso: darse cuenta que hay un "lo dado", un legado que nos da, a la vez, lo que libera y lo que encadena, que nos permite ser y nos roba ser, al mismo tiempo.
Lo dado yo lo sacralizo y lo quemo al fuego ardiente.


Lila 

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