dilluns, 10 de setembre del 2012

La quietud en la meditació


Potser el més obvi i visible en la no-activitat que anomenem meditació sigui la quietud d’aquell qui l’exercita.

Repòs quasi complet del cos i, també, de la dimensió mental. Atenció focalitzada en el present. Silenci.

Què entenem per quietud?

Quietud no és no fer res, sinó que, paradoxalment, es tracta de fer res. L’actitud envers la meditació és, assenyalant aquest matís important i contràriament a allò que podríem pensar d’entrada, molt activa.

És un posicionar-nos per a l’escolta. Escolta atenta del cos, de la ment i de les emocions, escolta d’un mateix i del que ens envolta. Una escolta en el present.

Les primeres vegades que ens asseiem per a aprendre acostumen a ser moments de neguit i, sovint, d’avorriment. Car en un temps com el nostre, en el que estem permanentment colpits per incentius i fites, el fet d’aturar-nos per a descansar, escoltar o perdre el temps pot no estar ben vist pels altres i, fins i tot, en el fons, per a nosaltres mateixos. Normalment el pensament ens truca tot exclamant la inutilitat de la meditació, utilitzant tot un conjunt de pensaments que ens permeten, si més no, distreure’ns mentre meditem. Els hauries que acostumen a envoltar-nos són el millor exemple d’aquestes distraccions.

Però la meditació no és una distracció o una evasió. És un entrenament constant i permanent. L’atenció continuada, la consciència en allò que hi ha. Demanda d’una focalització total, com la del funambulista convertit, ell i el fil que el sosté, en una única presència.

La quietud, per tant, implica un respirar, un posicionar-se corporal, un estar des d’allò emocional i una mirada atenta il·luminant una font interna que, tot i ser una fuga sense control al principi, va apaivagant-se per a transformar-se en un espai des d’on poder experienciar amb un altre pell.

Aquest espai, aquest situar-se davant del món, és la meditació en sí. Un espai, una actitud, una mirada, un respirar, un sentir, una presència que ens permet retrobar-nos amb un ser més pausat, més conscient de què ens amaguen les presses, els pensaments i els dictats del altres.


dimarts, 31 de juliol del 2012

Milagros


Milagro es que los hombres no renuncien a sus valores cuando el sueldo no les alcanza para dar de comer a su familia, milagro es que el amor permanezca y que todavía corran los ríos cuando hemos talado los árboles de la tierra.
                                                                                                                                                                                                                                                                      Ernesto Sábato

dimarts, 24 de juliol del 2012

Compromisos compartidos


Las modas dejaron de poner el compromiso de moda. Palabra feúcha, antigua, como tantas cosas desfasadas… Inevitable, por otra parte, cuando todo vuela en efímero. Y, hoy, duran lo que dura un suspiro, confundido ora con un deseo, ora con una dictadura.

El compromiso es, de entrada, una promesa con uno mismo. En nuestros días, un compromiso por estar, por continuar estando, para no dar un paso atrás, para no cejar. Una promesa de vida, no buscando conquistar metas, no, un compromiso sin esperanza, sin utopía, con desafío, con esfuerzo, con voluntad, con pasión, de nuevo, palabras de ultratumba.

Un compromiso renovado a diario, a veces a cada instante, dejándonos mecer por él, no maltratándonos en la soberbia de un acatamiento a costa de nosotros y de su esencia. Una escucha de su forma constantemente diferente pero presente. Una planta de riego diario.

Y un compromiso no tiene vuelta, ni cambio, ni contra-prestación. Un compromiso no juega al mercadeo habitual. Un compromiso se iza, se enarbola, y los hay, los más altos, que son invisibles, silenciosos y anónimos.

A los compromisos acompañan las lágrimas e ingentes frustraciones. Están hechos para titanes, nosotros somos mujeres y hombres, pero nuestro secreto es ese nosotros que nos vuelve invencibles.

Los compromisos son nuestro barlovento, nuestra fusta de sentidos. No son estáticos, se moldean moldeándonos, maduración constante, en el fondo, de esa última pregunta por responder, de ese reto que afrontar.

El compromiso es el contrapunto de ese egoísmo que manifiesta, tan a las claras, la batalla perdida, nuestra completa alienación, nuestra pérdida de naturaleza social.

Un compromiso es contigo, con el nosotros y, también, con aquello. En los lazos que se hilvanan nace el sentido, la libertad.

Nuestros compromisos, como todo, están hechos para ser compartidos, como esos castillos que apuntan al cielo, en común, una infancia esperanzadora.

Y la tarea más urgente es encontrar, cada uno, el suyo propio. Descubriendo, allá en el fondo, ese compromiso compartido que nos une a todos, esa vida por vivir que, cada uno de nosotros, tenemos por delante, vecinos unos de otros, sí, hermanos.


dissabte, 14 de juliol del 2012

Dar paso al gesto

Un asana es como una puerta. Cuando la puerta está cerrada con llave o, peor, cuando está atrancada, y urge abrirla, no dudaremos en usar la fuerza si la maña es insuficiente. En la práctica del yoga, sin embargo, una se va dando cuenta de que las puertas del cuerpo y de la mente, aunque pudieran parecer tapias, son velos ligeros si los abrimos con amor, paciencia y pericia.

Yo procuro no imponer al cuerpo (no imponerme, pues), sino que le (me) muestro el camino para el gesto que le (me) libera. Al asana hay que darle paso. Prefiero, así, liberar aquello que impide colocarse de otro modo; prefiero retirar energía de todas las fuerzas que, por temor o automatismo, no permiten abrir paso a un nuevo modo de estar.

Cuando doy paso, ya no me esfuerzo egoicamente por el triunfo final, sino que entiendo y comparto mi ritmo interno. Así, como la hierba fresca o el incipiente brote, crezco escuchándome, sintiéndome alineada con el sempiterno y silencioso devenir.

Lila

dissabte, 9 de juny del 2012

Cuando el no sentir es un sentir-de-otro-modo


Me dice una alumna al terminar una sesión "mmm... qué bien se está cuando no sientes nada", refiriéndose al cuerpo. Ya no duele. La comprendo.

Yo diría, sin embargo, que es un sentir sutil o, incluso, tan solo, diferente. Como respirar a través de todo el cuerpo. Respirar el cuerpo. Es energía calma. Potencia en ligereza blanda. Me noto sin resistencia, me exploro integradamente. Sintonizo con el presente en el que soy total.

Cuando ya no me entretengo en el dolor, la incomodidad, la pesadez o el ansioso estar-en-otro-lugar, me muevo en el silencioso gozo en flujo.


Lila

dimarts, 29 de maig del 2012

Ansiedades



A trompicones, a bandazos, con la mirada hacia los lados, hacia dentro, atrás y adelante. El miedo presente. Miedo al síntoma, miedo al inicio, miedo a mí mismo. Miedo al miedo. Culpabilidades. Soledades.

Náuseas, diarreas, mareo, experiencias alejadas y distorsionadas y tantos y tantos indicios… sendas que la preocupación, la atención alarmada, rastrea, recorre y crema.

Dime tú, ¿dónde vas?, ¿qué sientes?, ¿qué notas?, ¿cómo respiras?

El silencio es atronador, la angustia borbotea.

Tiempos crispados que jalean cuerpos, mentes y fármacos, combinando estimulantes y somníferos. Exigiendo eficacia, números y ese estar a la altura ya estratosférico.

Dime tú, ¿dónde vas?

Moliendo muelas, atracando vientres, aspirando hasta la derrota la velocidad de los números, de las imágenes. Buscando esa velocidad no hace mucho llamada progreso, ahora, Angelus Novus.

Dime tú. Hagamos más fácil nuestro decir. En susurros cómplices, tú, yo, quizás ese nosotros perdido, podemos exorcizar el malestar interiorizado, empujado hacia dentro, tragado, impuesto, convirtiendo en plaza, pública, social, una velocidad que no es la nuestra.


Nacho

dijous, 5 d’abril del 2012

Inspiración



Ella quería ser inspiración.
A su alrededor todo era bello. Todos eran arte.

Tanto anhelaba inspirarse que sus pulmones se llenaban y se llenaban... y se llenaban... Su pecho crecía y crecía... y contenía con dificultad. De tanto buscar, de tan inquieta y asustada, andaba tiesa y contenida, la mirada demasiado afuera, demasiado atenta.

Así llegó a creer que eran otros quienes la inspiraban, era el otro quien tenía y no ella, eran luz para poder ver, eran fuego que calentaba. Era tal el brillo ajeno que deslumbraba su misterio.

En aquellos tiempos de ensueño, en ocasiones inspiraba vientos dulces, soleados, vientos calmos. Pero la mar también trae brisas consumidas, locas, brisas pegajosas, cargadas y  rapaces, densas, e incluso brisas de escaparate.

Tanta brisa inspiraba que cien tormentas, mil torbellinos, diez mil relámpagos la sacudieron y el pecho-globo que aguardaba estalló.

La codiciosa inspiración se ablandaba ahora, se entregaba. La temerosa de dar, la acomodada esperante, exhalaba su-ser-así, su-ser-asá.

Exhalaba el reposo, exhalaba el gozo, se exhalaba entera, rica o pobre, verdadera.

Paradojas del sentir, exhalando se inspiró.


Lila

Cuando me desenredo...






Yo salgo cuando me detengo. Cuando no pretendo. Cuando me despojo del narcisismo que me hace creer que tengo que "hacer algo con esto".


Cuando me dejo atravesar... porque no soy más importante que el tiempo...


Lila
(resposta a l'entrada "Enredados": http://cura-sui.blogspot.com.es/2012/03/enredados.html del blog del Nacho Bañeras)

Hay un lugar que no es lugar verdaderamente. Es espacio infinito, vacío en plenitud. Un lugar donde no me subo ni me bajo. Y sonrío. Paraíso en silencio.

Hay un lugar que no es lugar verdaderamente. La mirada es limpia, la piel palpita. Soy sin adjetivos, vida sin dualidad. La máscara se derrite.

¿A qué tengo miedo cuando me defiendo? ¿Qué quisiera ser cuando me apeno? ¿Quién es ese personaje creado? ¿Para qué ahora?

Descanso cuando respiro... y soy sin pretender.


Lila

dimarts, 20 de març del 2012

Diafragmas afectivos


(manual/propuesta de lectura: comodidad, espalda recta, manos en el vientre, respiración levemente más profunda, notando el movimiento de las manos. Inhalar con la primera frase, exhalar con la segunda)


1.  Acoges aire con las manos, en el vientre,
2.  acompañas su salida notando la pesadez de la mandíbula.

1.  Recoges aire, repitiendo, familiarizándote,
2.  sintiendo la pesadez de todo el cuerpo.

1.  Aires de libertad, espacios que se abren,
2.  tiempos que se detienen.

1.  Notando la respiración a su ritmo,
2.  dejando que sea el tuyo.

1.  Nariz, cuello, pecho, vientre,
2.  piernas, hombros, mandíbula.

1.  Alimentas,
2.  relajas.

1.  Recorres senderos de sensaciones,
2.  aflojas goznes que se abren.

1.  Recuerdas fuerzas que afloran,
2.  sonríes deberías que evaporas.

1.  Creces hacia el cielo,
2.  enraízas en la tierra.

1.  Alimentas,
2.  relajas.

1.  Silencios hacia dentro,
2.  entregas que desvaneces.

1.  Movimiento,
2.  quietud.

1.  Corporizando acompasares,
2.  abandonando identidades.

1.  Vientre,
2.  emoción.

1.  Alimentas,
2.  relajas.

1.  Emoción,
2.  vientre.

1.  Aspirando tonalidades,
2.  despidiéndote de palabras.

… frescos albedríos que inicias… diafragmas afectivos.

Nacho

dimecres, 14 de març del 2012

El cuerpo es un olvido


Merleau-Ponty casa diafragma con afectividad. Coletazo más de su rica noción de subjetividad encarnada. Mirada y pacto de paz entre el pensar y la corporalidad, entre la filosofía y la carne.

Sus escritos, como tantos otros, son escombros de un pasado que no parece tener presente ni porvenir. El cuerpo continua siendo maniquí a embellecer, herramienta para trabajar, materia a redimir, sublimar o castigar. Una propiedad privada, un espacio sellado.

Sin embargo, el cuerpo dibuja siempre, tan visible y transparente, nuestra forma de habitar el mundo. Contornea, manifiesta y aflora ese fortín, a veces conocido otras por conocer, de culturas, juicios, edades, experiencias, ideas, sexos, cosmovisiones, tradiciones… con los que vamos tejiendo (porque tejemos y no recibimos) aquello que nombramos como Yo, de nuevo, conocido o por conocer.

Hay cuerpos sedosos, maltrechos, laboriosos, sedientos, opulentos, castigados, juveniles, enfermos…

Es el cuerpo el puente entre mi cosmovisión y el mundo. Lo es, junto con la mirada y el habla, en el gesto, la expresión, el impulso o la retención.

El cuerpo acompaña, a cada instante, mi pensar. Lo enfatiza, transgrede, contradice o censura.

No obstante, el cuerpo es un olvido, un terreno sin tierra. Una sombra inquietante, un yo – a – combatir. Una guerra silenciosa.

Es una fuerza que, en fantasía aflorada, nos arrastra hacia aquel miedo más soterrado. Aquello que nos conecta con nuestro instinto, la agresividad, el llanto, el deseo, el cansancio, la fuerza, el sexo, el gozo, la ternura, el hambre…  La rutina, amén el ideal y ante el miedo a lo desconocido y lo incontrolable, es la disputa con nosotros, haciendo más temible aquello que desconocemos.

Y apretamos, desconectamos, tensionamos o bloqueamos.

El vientre, como la mandíbula, el entrecejo, las manos, los hombros o la mirada, es un hilo más por rastrear y descubrir.

El vientre. Una madriguera en movimiento, una bomba de relojería, un escondite acorazado, una tierra en barbecho. Una puerta por abrir, un lugar desde donde inhalar.

¿Diafragmas afectivos?    


Nacho

dimarts, 6 de març del 2012

Yoga amb acompanyament


El yoga que habitualment practiquem avui és com robar-li el Ferrari al papa sense saber conduir. Potser aconseguim arribar als pedals i posar primera, però desconeixem el poder real de tants cavalls.

Hem aconseguit rebre el llegat d'una tradició poderosa, però pel camí hem perdut la manera com se'ns fa nostra.

Antigament, l'aprenentatge i la pràctica s'acompanyaven. Avui, en una mena de metàfora dels temps que corren, caminem sols i visitem l'espai de yoga com a consumidors. Senyoreta, vinc al taller de reparacions, em cal apretar un parell de cargols que grinyolen. Al parquet, mirem de posar a punt la màquina, i això serviria si fóssim una màquina o si tinguéssim una màquina al nostre servei. Però no.

Som éssers vius que respiren com senten, que es mouen com pensen, que pateixen com es contrauen, que riuen com es deixen anar. I quan la pràctica es fa regular i profunda, tot allò que tapàvem amb contraccions diverses, aflora. I en això ens quedem sols. Què faig amb tot això que em confon, que m'obra portes, que em qüestiona, que m'emborratxa, que m'impulsa...?

Quan practico yoga aprenc a contactar holísticament amb mi. Faig més presents les percepcions a tots nivells (físic, emocional, mental) i, sovint, em perdo intentant comprendre què em passa, per què sento allò que sento, què faig amb tot això que és tan nou i tan vell (i tan bell) alhora. Perquè a l'escola o a la plaça ningú m'ha parlat de com gestionar emocions, idees, sensacions... i ara em menjo un plat suculent i no sé com digerir-lo.

L'acompanyant no té la bareta màgica, ni coneix el destí últim dels mortals, però fa més anys que camina i coneix algunes trampes, com obrir algunes portes, quins bolets són tòxics i quines plantes curatives. L'acompanyant no és exactament un guia, és més aviat un gat vell que ha après quan saltar i quan aturar-se.


Lila


dijous, 1 de març del 2012

Terapia


Llamamos terapia al proceso mediante el cual aquél que lo realiza recorre un camino para solucionar algún tema que lo afecta. 

Ese afectar acostumbra a ser doloroso, ansioso, triste, depresivo… 

El solucionar que mentamos es una muletilla, ya que un proceso terapéutico no tiene por objetivo restaurar unos hechos, vivencias, sentimientos o, incluso, personas. Un camino terapéutico tiene por objetivo, principalmente, abrir los ojos, contactar con nosotros (en los tres niveles: mental, emocional y corporal) y hacernos responsables de aquella parcela que nos es propia: nuestra capacidad emancipadora, transparente (con nosotros y los otros) y activa.

Especialmente, es ir desvelando ese juego que todos hemos ido creando para evitar frustraciones, miedos, deseos, rabias o necesidades. Ese velo repleto de ideas, juicios y creencias que, como un castillo, nos evitan contactar con otra parte nuestra más fresca y vital.

Un proceso terapéutico consiste, también, en un redescubrimiento de nuestra dimensión afectiva y corporal. Una dimensión que nuestro entorno y cultura ha mirado de controlar menospreciando los lloros, los miedos y los deseos. Este proceso, por tanto, se encamina no sólo a descubrir esa parte, sino también a darle un espacio desde la ternura y la aceptación, equilibrando una dura tensión personal entre el debería y el querría.

Finalmente, recobrando la definición inicial, tomamos conciencia, echando una mirada a cada experiencia personal, que terapia, como indica la palabra, es un proceso de cura, un mundo más amplio.

Una cura que, quizás, al inicio necesita ser paliativa pero que deviene y es, en el tiempo, un proceso de descubrimiento y crecimiento.

Esta segunda dimensión, este camino de apertura, se convierte en un hilo dispuesto  a ser estirado. Una invitación para la frescura y el auto-apoyo.

Nacho

dimarts, 21 de febrer del 2012

Meditar


Obrim un nou espai per a la meditació i el silenci. Per què meditar?

El motiu potser més urgent és que, en el context de les nostres vides, es fa molt present la velocitat a la que ens precipitem. A través d’ella ens deixem endur i s’escoren decisions, desitjos...

En l’espai ocupat i la velocitat del temps, molt sovint, l’única dinàmica que veiem possible és accelerar encara una mica més totes dues variables, intentant, així, aconseguir la pastanaga que sembla que s’amagui rera les fites.

Amb tensions a l’esquena, mal de caps, insomni, estrès, angoixa... l’únic que desitgem és trobar un moment per a la calma i la desconnexió.

Desconnexió? No serà que justament ens cal connectar?

Connectar amb la nostra respiració, que ens marca, a cada moment, el nostre propi ritme, que ens obre portes al cos. Ventre, mandíbules, mans... formigueig i sensacions corporals.

Connectar amb les nostres emocions que són la llenya que alimenta l’anhel de viure i la vitalitat.

Connectar amb un altre ritme mental, més lent, més clar, més focalitzat, més capaç d’acompanyar el cos i les emocions.

Deixant un camí obert per a descobrir què s’amaga rera el tràfec, el fer per fer o l'apatia.

Obrim aquest espai per a recuperar l’espai.

Obrim aquest temps per a deixar-lo esvair.

Una proposta per a fer néixer el silenci dins teu.


Nacho

dijous, 9 de febrer del 2012

Fragilidades


Almenaras solitarias sobre el barro,
corazas de latón.
Parabólicas de informaciones envasadas,
ropajes en serie.

¿Qué será de ese campo que se ara en silencio y emoción?
¿Qué será de esa frágil y valiente vulnerabilidad?

Enfrascados en costosos ideales por realizar,
almacenes de tantas ilusiones frustradas,
proyecciones de necesidades insatisfechas.

Respiración alta, entrecortada y rápida,
fast breathing.

En el pequeño espacio que se abre al atender a tu vientre,
en el notar el vaivén suave y constante de la respiración,
transgredes el sentir por todos compartido,
la tensión que, como un cebo, habita en tu quijada.

Relajando los labios y la lengua, quizás puedas paladear nuevas transgresiones.
Evocar emociones, emerger sonrisas, liberar la rabia, acoger el miedo…
Olvidando, por un breve tiempo, esa zanahoria repleta de promesas, alabanzas y mentiras.

Bienvenido.


Nacho

dimecres, 25 de gener del 2012

El amor como motor de cambio

Toda tarea de cambio y transformación que incida en el protagonismo del sujeto debe apoyarse en un leimotiv que lo haga posible.

Este puntal no es otro que el amor, una manifestación más de la riqueza del término Cura. No en vano, esta palabra latina procedente del coera era utilizada en un contexto de relaciones de amor y amistad.

Expresaba la actitud de cuidado, de desvelo, de inquietud y de preocupación por la persona amada o por un objeto con valor sentimental.
Según otros, el término cuidado derivaría de cogitare – cogitatus que se corresponde en las formas de coyedar, coidar, cuidar. El sentido de cogitare – cogitatus es el mismo que el de Cura: cogitar, pensar, poner atención, mostrar interés, manifestar una actitud de desvelo y de preocupación[1].

La delicadeza, solicitud y celo que acompañan el verbo cuidar son algunos de los atributos que señalan la dimensión cálida y amorosa de toda actividad y actitud que se vertebre mediante el Cura.

El amor es, entonces, un camino más para desvelar la riqueza del Cura sui. Una actitud de cuidado tierno, de atención, de presencia y de calidez. De tacto, de sentir, de emoción.

Si nuestro presente bascula entre la incuria, la falta de cuidado y el exceso, el narcicismo, retomar el verdadero significado del término debe ser una tarea minuciosa, constante y atenta. Una tarea que si bien debe iniciarse hacia nosotros mismos, puesto que es la condición de posibilidad de la práctica del Cura sui, debe, también, desplegarse ante nuestro entorno como otra forma de relacionarnos más solidaria y cálida.


                             Nacho Bañeras




[1] BOFF, L., El cuidado esencial. Ed. Trotta, Madrid, 2002, p. 73.

divendres, 20 de gener del 2012

En el curso de su historia los hombres "nunca han cesado de constituirse a sí mismos, esto es, de modificar continuamente el plan de su subjetividad, de constituirse en una serie interminable y múltiple de diferentes subjetividades que nunca alcanzan un fin y que nunca son confrontadas con algo que sería el hombre como tal. Si el hombre se define por algo es por ser un animal de experiencias, un ser comprometido hasta lo infinito en un proceso que, en la medida que define un campo de objetos, es susceptible, al mismo tiempo, de ser modificado, cambiado de forma, transformado y transfigurado como objeto".

M. Foucault.




Si el ser humano se conforma por el cúmulo de experiencias que vive y se define por esta apertura no marcada por ninguna esencia, ideal, creencia... ¿Por qué no otorgar y dar mayor atención a eso que somos y que podemos cambiar? ¿Por qué no ejercer sobre nosotros ese ejercicio del cuidado sobre uno mismo, el Cura sui?, ¿Por qué no hacer de nuestra vida, de nuestra subjetividad, un arte, una liberación, un grito, un sentir, una transformación, un pensar emancipado...?

Hagamos del pensar, el sentir y la vida una transgresión de lo dado. Las propuestas son infinitas...



Nacho Bañeras


El primer paso: darse cuenta que hay un "lo dado", un legado que nos da, a la vez, lo que libera y lo que encadena, que nos permite ser y nos roba ser, al mismo tiempo.
Lo dado yo lo sacralizo y lo quemo al fuego ardiente.


Lila 

diumenge, 15 de gener del 2012

¿Por qué meditar?



Sentarse a meditar, aunque sea por un tiempo muy limitado y corto, ya lleva implícitos multitud de elementos que, por su simplicidad, a veces, no valoramos:

Sentarse a meditar es pararse. Inmovilidad. Inmovilidad del cuerpo, balanceo de la respiración y quietud o ralentización de ese pensar alocado.

Por las características de nuestro presente, frenético, veloz y sostenido, detenerse ya es de por sí todo un reto. Este reto es casi una transgresión. Una transgresión de los valores que nos rodean, de la obligación de hacer de nuestro tiempo algo permanentemente productivo, del mareo del sentirnos imprescindibles en el traqueteo de nuestras obligaciones. Una transgresión de la prepotencia de nuestra omnipotencia. Una transgresión de nosotros mismos.

El simple contacto con nuestra propia respiración, el escucharla durante un tiempo, abre la puerta a entablar contacto con otro tipo de temporalidad. Y, hoy, el tiempo, el hacerse cargo del tiempo, el reapropiárnoslo, se está convirtiendo en un acto que, a poco, se convierte en subversivo.

En la inmovilidad, en la escucha del respirar, en el silencio del cuerpo y en la reapropiación de nuestro tempo, se abre un espacio para atender a las sensaciones corporales: el balanceo rítmico en el vientre, el peso de las piernas, la piel… Una nueva relación con el cuerpo. No una posesión de éste, no su esclavitud, sino su vivencia. Una nueva transgresión.

Y nuevas puertas se van abriendo… desde esa escucha al cuerpo emergen, quizás, emociones escondidas en la velocidad de un pensamiento atareado. Ternura, ira, alegría, hastío, tristeza… nueva transgresión de un presente que prefiere la máscara fría y resolutiva a la cálida y cercana humanidad.

A través de estas vivencias, a veces por sorpresa, otras por la escucha, se contacta con el misterio de la iniciación, con ese silencio, a veces abrupto, a veces sedante, otras sinfónico…

Y nuevas puertas se van abriendo…


Nacho Bañeras    

dimecres, 11 de gener del 2012

Desesperanza


La desesperanza es una espera
Una espera en llanto, una espera angustiante.

Una espera en vacío
Un vacío yermo.

Una espera sin rumbo, sin columna
Un espacio sin tiempo, sin coordenadas.

Un empeño hacia el fondo
Un dolor sin compañía.

Una respiración entrecortada
Un mordisco hacia dentro.

Un vacío en barbecho
Un vacío y una espera preparada para el cultivo
Un cultivo de uno mismo
Un cuidado de uno mismo
Un vacío fértil, abierto.

Una espera para la danza
Una posible esperanza.

                                                                                                          Nacho Bañeras

diumenge, 8 de gener del 2012

El vacío y el amor


Agradezco vuestra presencia, la de los lectores para los cuales escribo, y escribimos, y agradezco especialmente la escucha de los oyentes de la charla que di recientemente en Aula, en la que intentaba encontrar relaciones y versiones entre el vacío y el amor. La leve angustia que me acompañó al día siguiente me impulsa a escribir este escrito.
Subrayo la idea principal de dicha relación:
El amor requiere el vacío.

Una primera evocación que vincula estos dos términos se refiere al vacío que deja la falta de amor. De ahí emergen algunas versiones. Una de ellas se refiere al hueco que deja el ser amado cuando se va, por muerte o abandono, incluso aún habiendo sido nosotros quienes hemos dado el paso de separarnos. Ahí necesitamos entrar en el duelo, que pasa por diferentes etapas y que es lento, para curar el dolor que va a permitir reabrir el hueco y volver a amar a otro/a. Otro derrotero será cuando el duelo se detiene, bien por negación del dolor o bien por estancarse en la melancolía al no soltar el fantasma del otro. Ambos caminos obturan el hueco necesario para amar.
Del vacío del que más hablé es del que nos constituye, del que nos atraviesa gracias a que somos mamíferos con un lenguaje altamente simbólico. Iniciamos nuestra identidad sobre la base de una imagen que, imaginariamente, nos permite sentirnos enteros, como si fuéramos de una pieza. Si tenemos la suerte de que el padre o sustituto nos facilite separarnos de la natural simbiosis con nuestra madre, podemos entrar, al menos, en el ámbito de la rivalidad que reza o yo o tu. Es una etapa necesaria del desarrollo, donde sigue operando masivamente el pensamiento mágico y que, si permanece en el tiempo, potencia la competitividad y la guerra. Necesitamos resquebrajar el ideal para poder amar además de odiar. Para dar espacio a mi y a los otros. Si yo no puedo sentir confianza en mí y en los demás (sabiendo, por supuesto, que los otros pueden ser tan bichos como yo) es porque estoy sosteniendo una imagen de mí que no me permite no ser. Que no me permite ser nada. Esa nada necesaria para poder amar de forma madura, no sólo depender o hacerme imprescindible o bien confundirme con el otro.
La filosofía oriental nos alienta a desidentificarnos de nuestras características y de nuestros deseos, nos invita a desapegarnos para ir descubriendo la mentira de las apariencias. La Gestalt nos invita a identificarnos con todas nuestras características, a ser todo lo que identificamos que somos, enfatizando lo que querríamos evitar, y nos acompaña a vivir todos nuestros opuestos. Es así, estirando los polos, siendo tan cabrón como bondadoso, dependiente como contradependiente… como podemos ir transitando por el centro indiferenciado, generador de cada polo y común a todos ellos. Es así como podemos ir transitando la nada generadora de todas las características que halló Friedlaender -el primero de los tres maestros que Fritz Perls reconoció. Esa nada, ese vacío fértil necesario para dejar el control a la situación y abrirnos a poder amar. Ese vacío que el narcisismo no resquebrajado ni asumido no permite.
No sabemos, nos inquieta, nos asusta y angustia, y también nos avergüenza, reconocer que estamos solos. Que aunque estemos hechos todos de la misma pasta, de la misma materia, somos seres sueltos. Y si maduramos, somos atravesados por el vacío que nos va a permitir encontrarnos. Eso, si no pretendemos que el otro nos llene el nuestro o llenarnos a través de llenar el vacío del otro. Para ello, sólo cada uno/a puede hacer el trabajo de identificar, gritar, rabiar, llorar… la carencia de amor infantil; asumiéndola, sin pretender llenarla. Llenarla es obturar el hueco necesario para poder interactuar, negociar, entrar en contacto y retirarse, poder sufrir y disfrutar.
Por cierto, es imposible querer, amar, apreciar verdaderamente, si no nos apreciamos y amamos a nosotros mismos, tanto en nuestras grandezas como en nuestras miserias. Tarea nada fácil.
Ahí, frágiles, vulnerables, no de una pieza, solos, ventilados como el gruyere y manejándonos con la pretensión de no ser eso, es donde podemos dar lo que no tenemos al otro que no es. Así es como podemos dejarnos afectar y también ¡oh, sorpresa!, abrirnos al vacío y al amor… ¿universal?


Cristina Nadal i Muset

Una escucha es un Silencio


Una escucha es un Silencio.

Un Silencio lanzado al Otro, un Silencio lanzado al Entorno.
Un Silencio rico en sentires, pozos, juicios y sonrisas.

Una escucha es un estar atento, un tacto y una mirada.

Un tiempo que se alarga, un espacio que se abre.
Una relación que se acerca o aleja.
Un respirar común.

Un mecerse entre tú y yo.  Una plaza en común o un parapeto.

Una escucha es un Silencio vivo, un silencio en movimiento.
Un vaivén. La arena y la ola.

Una escucha es un Silencio, sí, repleto de sinfonías.


Nacho Bañeras

Petites aturades quotidianes

M'assec sobre el coixí. Les cames creuades, la cintura més alta que els genolls, la columna ben dreta, les mans al bressol.
Respiro...
Sóc conscient del terra, que em dóna suport. En ell descanso.
Respiro...
Noto la pelvis en tres dimensions. És una cavitat generosa que em recull com un bol. En ella reconec la meva feminitat: receptiva i amorosa. Des d'ella m'elevo lleugera, despertant la meva masculinitat: perseverant i focalitzada.
Respiro...
Sóc dos pols que es troben, canal que respira. Sóc silenci tendre i clar.


Lila (Mariona Puigferrat)

mi misterio

Si supiera a dónde voy, mis pies serían losas.
Si supiera quién soy, moriría en duelo.
No me guía el saber, porque no da consuelo.
Me guía el misterio, sobre todas las cosas...



Lila (Mariona Puigferrat)

Sujetos sujetados

Las individualidades se construyen a través de lenguaje, relaciones, normativas, culturas, contextos… dibujando una inmensa red que, enlazándola, quizás, acaba por interpretarse.
Ese vínculo con indeterminados elementos nos sujeta y, paradójicamente, nosconvierte en sujetos.
Así pues, sí, es una operación, un proceso que conforma o más bien nos con-forma.

¿Pero qué clase de sujeto se configura? Un sujeto construido desde un afuera, un recipiente que adquiere la forma de un contenido que le vuelcan. Un sujeto-sujetado a experienciar una vida y una forma de vivir impuesta. Un individuo conformado y conformista con su forma.
Y esa imposición no es sólo la de un estilo de vida sino la de una única configuración subjetiva: productiva, disciplinada, consumista, individualista, egótica…

¿Es eso un sujeto o un sujeto-sujetado?

¿Puede uno adueñarse de su vida, sus pensamientos, sus emociones y su cuerpo? ¿Puede uno adueñarse de “sí mismo”?¿Qué es ese “sí mismo”? ¿En qué consiste eseadueñarse?


Nacho Bañeras